lunes, 21 de diciembre de 2009

Soñadoras.

Terminó el show y nosotras nos quedamos sentadas en nuestros asientos mientras la gente se iba, Sol se fue después de despedirnos y nos dio las gracias por la ropa. Cuando se hubo ido toda la gente, vino Ramiro y nos llevó del brazo hasta la puerta trasera donde en una misma furgoneta nos juntamos Emilia, Nico, María y yo, nos llevó a un hotel súper lujoso, entramos por el garaje de carga, Emilia y Nico subieron en ascensor desde el garaje para no ser vistos, pero como María y yo queríamos ver el ambiente, subimos por las escaleras junto a Ramiro que por su expresión no parecía muy contento.
Había muchísima gente, gritando a Nico y a Emilia. Nosotras nos reímos y subimos hasta el tercer piso, donde nos encontramos a Nico y Emilia esperándonos en una puerta.
-Movéis masas eh-dije todavía riéndome.
-Podríais bajar a saludar y a posar ¿no?-dijo María.
-No solemos hacer eso, son demasiadas y bastante tenemos con la prensa ¿no creéis?- dijo Nico en tono chistoso.
Entonces estando María a punto de contestar de malas maneras se oyó:
-Bueno chicas esta es vuestra habitación y por favor no intentéis escaparos, bueno aunque lo intentéis Ramiro estará en la puerta las 24horas del día.-dijo Emilia y se metió en la habitación de al lado. Nico se fue tras ella y Ramiro nos metió en una habitación.
Cuando entramos nos quedamos impresionadas, pues era una habitación enorme, con una cama de matrimonio, un baño con jacuzzi, neverita con bebidas, alguna fruta, etc.
Lo primero que hicimos las dos fue dejar lo que llevábamos en el suelo y tirarnos en la cama y cuando nos empezamos a dar con las almohadas y a reírnos llamaron a la puerta y sin dar permiso entró Emilia y dijo:
-Tomen estas camisetas, úsenlas de pijama y duérmanse que ha sido un día muy largo.
Luego se marcho y cerró la puerta, no habíamos cenado y cogimos unas piezas de fruta, cuando la terminamos yo me quité la gasa pero seguía sangrando y llamé a recepción para que subiese un médico. Al rato subió un médico y me dio cinco puntos en el labio y dijo que tuviese más cuidado y que no lo forzase.
Cuando ya nos preparamos para dormirnos llamaron al teléfono de la habitación y era una chica la que hablaba y dijo:
-Esa es la habitación de Nicolás
-No, pero quien es usted- dijo María
-Yo soy Roberta, una fan de “Por poco ángeles” y me he enterado que estaba alojado en este hotel y he cogido una habitación para poder llamar a todas las habitaciones. Pero bueno, gracias de todas formas.
-Perdón, ¿en qué habitación estás?
-En la 203, ¿por qué lo preguntas?
-No por nada, pura curiosidad. Bueno, un consejo nunca pierdas la esperanza.
Y colgaron. Yo me empecé a reír pero me tiraban los puntos y me fui al baño dejando a María pensativa.
Cuando volví a salir, María ya no estaba. La busqué por toda la habitación y cuando ya estaba segura de que allí no estaba abrí la puerta y Ramiro dijo:
-Está con Nico y Emilia.
Yo salí corriendo y llamé a la puerta, me abrió Emi y pasé a la habitación, cuando encontré a María intentando convencer a Nico de que fuese a ver a la fan yo me uní y propuse que saliera a firmar algunos autógrafos, él no estaba muy convencido pero María y su poder de convicción pudo con él.
Bajamos con él porque a Emi no la convencimos. Cuando llegamos a la entrada y las fans lo vieron se pusieron a gritar y María y yo nos miramos y nos dimos cuenta de que solo llevábamos la camiseta, pero nos empezamos a reír y luego nos acercamos a Nico que se agachó y al oído le dijimos:
-Te esperamos en la puerta de la habitación 203 dentro de unos cinco minutos ¿Ok?
Él nos guiñó un ojo y nosotras salimos corriendo. Llegamos a la habitación y nos abrió Roberta la chica que había hablado con María. Entonces María dijo:
-Hola, soy María la chica con la que hablaste antes por teléfono.
Roberta parecía extrañada, a mi también me parecía extraño todo aquello, nosotras que siempre habíamos sido las fans y no las acompañantes, por decirlo así, de los famosos. Entonces María dijo:
-Nosotras somos unas fans como tú, lo que pasa es que...
Antes de poder terminar la frase apareció por la puerta Nico, al verlo Roberta casi se muere y empezó a llorar, pues no se lo podía creer y nosotras nos sentíamos súper orgullosas de lo que estábamos haciendo.
Nico le firmó: posters, el Cd, se hizo fotos con ella, etc. Estuvimos apenas quince minutos pero valieron la pena. Nico se fue pidiéndonos otra vez que no nos escapáramos. María lloraba con Roberta, mientras esta nos agradecía una y otra vez todo... estuvimos así como dos minutos y luego ya nos despedimos.
La verdad es que a María y a mi nos hubiese gustado que nos pasase algo así, pero nosotras ya estábamos viviendo un sueño, un poco raro, pero un sueño al fin y al cabo y no era justo que no lo compartiésemos con alguien más.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cumpliendo un sueño infantil.

Cuando ya le contamos todo a Sol, incluido eso de que ya no íbamos a dormir en su casa y pidiéndola que no dijese nada a su madre, decidimos que se podía quedar con el poco equipaje que habíamos dejado en su casa.
Al rato se apagaron las luces y empezó el espectáculo, volvieron a empezar desde el principio y yo tenía la extraña sensación de que cada vez que salían Nicolás, Emilia, Peter y Gastón al escenario nos miraban a nosotras para asegurarse de que no nos habíamos escapado...

En el escenario, apareció Mar, era un año mayor que yo, morena y había sido novia de Peter, entoces dijo:
-Ahora voy a cantar “Luchare por tu amor” con una invitada especial. Un fuerte aplauso para... ¡Ana!
Nosotras aplaudimos muchísimo, pues era nuestra canción favorita.
-Ana por favor sube al escenario- dijo Mar de nuevo.
Nosotras volvimos a aplaudir mientras nos reíamos, cuando pasados unos segundos apareció un chico vestido de negro y un micrófono en la oreja que se nos acercó a nosotras y dijo:
-¿Que te pasa que no sales?
Yo me giré para ver a quien se refería y luego pregunté:
-¿A mi?
-Claro que te lo digo a ti.
Me cogió del brazo y me volvió a subir al escenario, me estaba empezando a dar un ataque de nervios y me mordí el labio que me volvió a sangrar. Me lo sequé con la sudadera, pero no dejaba de sangrar entonces Euge, que tenia mi edad, era rubia y con ojos verdes, me hizo señas para que me acercase a ella, yo sin pensarlo me acerqué, estaba fuera del escenario y me dijo en voz baja:
-Ponte esto en ese labio,- dijo dándome una gasa con esparadrapo-toma esto y disfruta- me dio una guitarra muy decorada-sabiéndote la canción vas a ser capaz de tocarla delante de todos.
Se fue corriendo y Mar me hizo gestos para que saliera pero yo no era capaz de moverme, había dado clases de guitarra pero hacía años que no cogía una, nunca había sido capaz de hacer una audición y esto era mucho peor ni siquiera sabia las notas de la canción.
Emilia vino corriendo y me dijo:
-Tú eres capaz
Me empujo y me senté en una silla, yo miré a María desesperada pero ella solo aplaudía y gritaba.
Empezó la canción y yo me puse a improvisar y las notas me salían con facilidad era como si alguien las colocase en mi cabeza justo antes de que las tocase.
Terminamos la canción y abracé a Mar con fuerza y ella me dijo:
-Cumpliste un sueño infantil- lo dijo susurrando.
Salí del escenario y Emilia me dijo:
-Quédate con ella- se refería a la guitarra- y practica porque eres buena.
Me dio una funda de tela de colores y me bajé del escenario sentándome con María y Sol.
María me miraba alucinada pues no sabía que tocaba la guitarra y aun más cuando vio que me habían regalado la guitarra.
A partir de ese momento ni siquiera se me pasó por la cabeza escaparme, pues sentía que nada me podía salir mal, me sentía la dueña de todo, se me había quitado el pánico escénico y ya no sería un problema.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Pequeño Desastre

Tardaron bastante en empezar, pero no tanto como para desesperarme, después de todo estuve a punto de no poder verlos, así que de alguna forma no me importaba mucho la espera.
Cuando empezó las tres nos pusimos a llorar y a gritar como locas, nos sabíamos todas las canciones, pero cuando apenas llevaban dos canciones se apagó todo y se iluminaron las butacas, nos sentamos todos sin comprender nada de lo que pasaba y salió el actor más mayor, que se llama Alejo, al escenario y dijo:

-Todas las chicas españolas que se levanten por favor- y nos levantamos diez como mucho- gracias. Ahora que se sienten todas las que no se llamen ni Ana ni María- se sentaron 6 y entonces dijo- y por ultimo sentaros todas las que viváis en Argentina por favor.

En ese momento me entró tanto miedo que inconscientemente me había sentado en mi butaca y miraba hacía el escenario, cuando me di cuenta que me había sentado miré a María, ella también se había sentado. Estábamos cogidas de la mano y Sol nos decía que subiésemos. Entonces Alejo dijo un poco mas serio:
-Subir al escenario por favor, no os escondáis, porque tarde o temprano os vamos...
-¡Aquí!-dijo Sol gritando.

Sol nos empujó hasta que nos levantamos de las butacas, al final decidimos subir, al fin y al cabo, nada puede salir mal.
Yo iba delante y por nervios o miedo, no lo sé exactamente, me paré delante de las escaleras, miré hacía el publico, lo único que me faltaba con lo mal que lo pasaba cuando me miraba mucha gente. Entonces María me empujó y me caí, me di un golpe en la boca y me sangraba el labio inferior, una vez en el escenario nos quedamos quietas en un lateral.
¿Qué pasaba, Sol nos devolvía la sorpresa, nos habían visto bailar…?
Por detrás de nosotras apareció otro actor de los mayores, el más guapo, él se llama Nicolás, tenia 25 años, era alto, pelo rubio oscuro, morenito de piel y ojos claros. Nos miró, luego al público y dijo:

-Ahora vamos a hacer un descanso y necesitamos que salgáis, disculpen las molestias y fuera se os repartirá algo de beber, pero para eso necesitareis mostrar la entrada, gracias por su colaboración-se empezó a ir la gente, cuando ya no quedaba nadie Nicolás se giró hacía nosotras y dijo- Nos han llamado vuestros padres.
María y yo nos cogimos de la mano, teníamos miedo, no sabíamos que hacer, teníamos dos opciones, quedarnos quietas o echar a correr, pero desde luego lo último que queríamos en ese momento era encontrarnos con nuestros padres. Estábamos confusas, necesitábamos encontrar una salida, salimos corriendo y de pronto a punto de poder cruzar la puerta aparecieron dos guardias de seguridad, que por supuesto nos atraparon.
Al principio nos resistimos, pero que podíamos hacer, eran muchísimo más fuerte que nosotras. Al final nos rendimos y nos llevaron a una salita muy pequeña, donde estaban todos los actores a partir de la edad de Nicolás para abajo. Nos miraban como si nosotras fuésemos las famosas en vez de ellos, nos sentaron en dos sillas como si hubiésemos cometido algún crimen. Nicolás se fue a buscar a Emilia, otra de las actrices, también se fueron los más pequeños. En ese momento tenia la extraña sensación de querer largarme de ese lugar, donde se encontraba uno de mis grandes sueños, conocerles y estar con ellos. Pero en nuestro sueño no participaban nuestros padres, por lo tanto María y yo nos miramos, nos levantamos y andamos lentamente hasta la puerta ninguno nos freno hasta que estando a punto de atravesar la puerta apareció Juan Pedro, un actor de 16 años, más alto que yo, pelo castaño claro y ojos marrones, del cual yo tenía alguna información, nos freno y nos miró sonriendo con aire de superioridad. Algo me hizo quedarme quieta, algo en él me frenaba, no sabía exactamente que pero tenía la necesidad de pelearle aunque en el fondo no quería. María retrocedió dándose por vencida, en el fondo quería estar con ellos, yo en cambio no tenia la mínima intención de volver a mi silla, pero él con solo mirarme directamente a los ojos, sin decir palabra alguna consiguió lo que mi madre no hubiese conseguido por mucho que hubiese dicho o hecho. Al final volvimos a sentarnos mientras ellos nos seguían mirando con cara interrogante, estuvimos un rato esperando en silencio, bueno en realidad fueron apenas diez minutos que se nos hicieron eternos. Entraron Nicolás y Emilia, tenía unos veinticuatro años, bastante alta, con el pelo rubio y largo, los ojos azul oscuro, y sorprendentemente mucho más guapa que en pantalla. Entonces Nicolás dijo:
-Chicas vuestros padres vendrán en unos días para recogeros y mientras tanto, estaréis alojadas en nuestro hotel custodiadas por dos guardias.
Las caras de los chicos fueron cambiando a cada palabra que él decía. De pronto se oyeron unos gritos llamando a Nicolás y a Emilia que se fueron corriendo. Todos nos miraban intentando asimilar lo que pasaba y en cambio nosotras que sabíamos perfectamente de que se trataba todo barajamos distintas posibilidades de escaparnos, pero ninguna solución nos pareció lo suficientemente buena, al fin y al cabo estar allí era nuestra mejor opción.
De repente Juan Pedro nos preguntó:
-¿Qué habéis hecho?
-Escaparnos- dije yo sin prestar mucha atención.
-¡Puff!- contestó con aires de superioridad.
-¿Puff, puff?, ¿Tú alguna vez te has escapado...¡¡De tu país!!?- dije enfadada y sin darme cuenta de con quien estaba hablando, al ver que nuestro sueño se esfumaba.
A todos se les abrieron los ojos, sin terminar de creérselo. Desde ese momento las chicas nos empezaron a preguntar sin siquiera darnos tiempo a responder, yo mientras tanto miraba a Juan Pedro buscando algo para poder hablar con él, no se me ocurría nada, pues lo único que sabia de él, estaba segura de que le haría daño. Tras tres minutos Gastón, un actor muy guapo de veintitrés años, alto, rubio y con ojos marrones claros, también conocido como el amor platónico de María, grito:
-¡Déjenlas!
Todos se callaron. María y yo nos miramos sorprendidas de la voz que tenía. Antes de que a nadie le diese tiempo a hablar entro Nicolás gritando:
-Nacho, Euge, Peter (así llaman a Juan Pedro), Mar ¡Os llaman! y Gastón cuídalas.

Nos quedamos los tres en la salita sin decir nada. En ese silencio, yo no soportaba el dolor del labio y me intentaba secar la sangre con la manga de la sudadera y María pareció darse cuenta de lo que estaba viviendo, pues Gastón estaba enfrente de ella y no le había dicho ni hola. De esto me di cuenta cuando giré la cabeza y… no me lo podía creer, otra vez estaba llorando y sin previo aviso empezó a gritar:
-¡Ana ¿Qué esta pasando?! ¿Qué hemos hecho? Estamos cumpliendo un sueño, estamos ¡en el Gran Rex, Ana! ¡No lo entiendo!
En ese momento Gastón salio de la sala pero cuando nos dimos cuenta y nos disponíamos a salir apareció Nico y nos dijo:
-Salir y sentaros abajo del escenario a vernos. No intentéis nada, por favor.
Salimos efusivamente y un señor gordo y muy alto llamado Ramiro nos acompaño hasta nuestro sitio al lado de Sol. Tardaron unos minutos en salir al escenario. Cuando nos sentamos, Sol se quedo boquiabierta de lo que nos estaba pasando, entonces fue ahí cuando le tuvimos que contar más o menos la verdad. Al principio no entendía nada, pero poco a poco lo fue comprendiendo.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Preparación.

Nos levantamos nada más oír el despertador, Sol se quedó un rato más en la cama y nosotras fuimos a preparar el desayuno, no había mucho donde elegir así que preparé tres cola caos y un café, mientras Ana ponía la mesa. Luego salí corriendo en busca de una bolleria y compre muchos croissants pequeñitos y los lleve a la casa. Cuando llegué Sol estaba en la ducha y a Rosario le acababa de sonar el despertador y se estaba vistiendo, cogí una bandejita y puse todos los croissants.
Cuando vino Sol, y vio el desayuno se quedó con la boca abierta, se sentó rapidísimo y nos preguntó que por qué hacíamos eso por ellas y nosotras siempre contestábamos que era nuestra forma de devolverlas el favor. Entonces llegó la hora de la gran sorpresa y justo cuando apareció la madre nos miramos Ana y yo y dijimos a la vez:

-¡Tenemos otra sorpresita! Esta tarde vamos a ir las tres a ver “Por poco ángeles” al teatro
-¡¡¡¿De verdad?!!!
-¡¡¡Si!!!
-Muchas gracias- dijo Rosario.

Sol se puso a llorar de la emoción y nosotras la acompañamos hasta el colegio y la prometimos que la iríamos a recoger antes de comer para pasar la tarde juntas.
Entre que la dejamos y la volvíamos a recoger preparamos una gran pancarta con trozos de telas en la que pusimos con pintura “Desde España por vosotros” y la decoramos con purpurina y fotos que habíamos traído desde España.
Cuando fuimos a recoger a Sol nos costó bastante conseguir que la dejasen salir, pues necesitaban la autorización materna pero llamaron a Rosario y todo se arregló. Fuimos a comer a un bar cercano al colegio y más tarde al teatro, entonces Ana dijo que se le habían olvidado las entradas en casa. Cogimos un taxi, cogimos rápido las entradas y volvimos al teatro.
Cuando llegamos no había nadie y Ana y yo nos pusimos a bailar las canciones de “Por poco ángeles”, una cámara nos grabó hasta que empezó a venir gente que nos pusimos las primeras.
Antes de entrar compramos de todo: pañuelos, posters, cintas del pelo, chapas, pulseras y una cámara de fotos de usar y tirar. Con todo esto nos gastamos todos los ahorros que nos había dejado el tío, pero no nos importó no tener dinero.
Al entrar en el teatro nos quitaron la pancarta por mera precaución, para que no se la lanzáramos a los actores.
Una vez ya dentro, nos sentamos en la primera fila y esperamos impacientes que empezara la actuación...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Por fin éramos felices.

Llegamos al aeropuerto de Buenos Aires y María se acordó de que en Caminito, en la única casa morada vivía una señora que se llamaba Rosario y que tenía una hija de mi edad y que además había invitado a María cuando fuese a Argentina, así que decidimos ir.
Cogimos un taxi que nos llevó a Caminito, un barrio precioso y muy colorido, después de estar un rato caminando encontramos la casa morada. María llamó al timbre, nos abrió la señora y como conocía a María nos dejó entrar. Nos presentó a su hija Sol que era muy guapa y divertida, cuando nos propuso quedarnos alojadas en su casa sin nosotras haber dicho nada, aceptamos y le prometimos que le devolveríamos el favor de alguna forma. La casa estaba bien aunque un poco pobre de muebles debían tener poco dinero, dormiríamos en la habitación de Sol, la verdad es que para las comodidades a las que estaba acostumbrada, no era precisamente una maravilla, pero era aceptable. Estuvimos con Sol y nos dijo que le encantaba “Por poco ángeles” y que le fastidiaba no tener dinero para ir a verles al teatro Gran Rex, comimos unas galletitas y Sol se tuvo que ir porque había quedado con una amiga. María y yo decidimos ir a conocer el Gran Rex, fuimos andando, tardamos muchísimo y tuvimos que llamar para decir que no íbamos a cenar. Cuando llegamos al Gran Rex, vimos que la taquilla todavía estaba abierta y sacamos tres entradas en primera fila para “Por poco ángeles”, después paseamos un poco y encontramos un puesto de perritos clientes, era bastante agradable y aunque hacía frío y no teníamos ropa de abrigo cenamos muy bien. Cogimos un taxi para volver.
Al llegar a la casa la señora nos dijo que Sol ya estaba dormida porque al día siguiente ella tenía colegio, entonces decidimos que al día siguiente nos despertaríamos pronto para darle la sorpresa a Sol. Después de llegar a esa conclusión nos metimos en la cama para dormirnos. Por fin éramos felices.

martes, 3 de noviembre de 2009

Se acabó la de Depresión

Llevamos a los pequeños a la casa de otra de mis tías y le dijimos que el tío nos lo había dicho para que descansásemos un día, mi tía se lo creyó.
Llamamos a un taxi que tardó quince minutos y luego alucinó cundo le dijimos que nos llevase al aeropuerto pero alucinó más cuando se enteró que viajábamos a Argentina solas.
Cuando llegamos al aeropuerto y después de pagar al taxista nos metimos en lo que seguro iba a ser nuestra mejor aventura.
Fuimos a facturar y nos pidieron las autorizaciones de nuestros padres y por suerte la teníamos, pedimos que nos pusieran juntas y cerca de la salida de emergencia o en ventanilla.
La espera no se nos hizo nada pesada, pues estábamos eufóricas y alegres. Una vez dispuestas a subir al avión se oyó por megafonía:
-¡Chicas disfrutar del viaje y cumplir vuestro sueño!¡Os quiero!
Era el tío que nos mandaba todo su amor desde alguna parte del aeropuerto, Ana y yo gritamos al unisono:
-¡¡TE QUIERO!!
Una vez instaladas en el avión y antes de despegar mande un mensaje con el móvil al tío Francisco diciéndole donde estaban los primos, luego apagamos el móvil y despegamos, nos habían puesto en una ventanilla y al despegar se veía precioso.
La azafata que se encargaba de nuestra parte era muy amable y se llamaba Raquel, comimos mucho, hablábamos muchísimo de cómo sería ese viaje, de cómo nos las arreglaríamos y la azafata no daba crédito a lo que estaba viendo, a dos chicas tan jovencitas viajando solas a un país tan lejano, como Argentina. Ana y yo estábamos preparadas para todo, no sabíamos como nos las apañaríamos, pero sabíamos que ese viaje seria muy especial y que tendríamos que dar las gracias al tío el resto de nuestra vida, eso desde luego.

No teníamos intención de quedarnos mucho tiempo pero... lo que nos deparaba ese viaje...
Nunca lo olvidaré.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Curando la depresión

Estábamos deprimidas y a nuestros padres se les ocurrió la genial idea de mandarnos a Málaga a casa de mi tío Francisco para que le ayudásemos con sus hijos, nosotras accedimos.
Allí estábamos detrás de un niño de un año y una niña de cinco, nos entreteníamos pero no se nos pasaba la depresión y la verdad tampoco queríamos, porque eso significaría que nos dejamos vencer por los adultos cosa que nunca consentiríamos.

Mientras estaba en Málaga se nos dejaron de ocurrir ideas por lo tanto nos deprimíamos más.
Un día el tío se percato de que nos pasaba algo y ni corto ni perezoso se nos lanzó a preguntar, nosotras le contamos lo que nos pasaba sin mucho detalle, ya que no le íbamos a contar que habíamos pensado hasta robar al abuelo o escaparnos,... el tío no dijo nada y estuvo sin hablarnos todo el día luego nos fuimos a dormir esperando el buen amanecer del próximo día. A la mañana siguiente me desperté con el llanto del pequeño francisco, fui a buscarlo para calmarlo y luego fui a la habitación de mi tío pero el ya se había ido al trabajo y en su mesilla había un sobre rojo que ponía “Ana y María” yo la cogí y me subí a la cocina con el pequeño para darle de desayunar, lo senté en la trona y le preparé la papilla y mientras se la daba me preguntaba sobre el contenido del sobre, cuando hubo terminado le puse en su tacatá, me senté en un banquito del jardín y abrí el sobre en el que ponía:

Queridísimas María y Ana:
Siento haber estado tan borde durante el día de ayer después de haberme contado lo de vuestro sueño y todo eso, necesitaba pensar y esa también es una de las razones de porque hoy he madrugado tanto, no quiero arrepentirme de lo que vais a leer a continuación.
Yo siempre tuve un sueño que nunca se cumplió, ya os lo contaré en otro momento, y al oíros decir todo eso de viajar a Argentina, me vino la imagen mía siendo un niño y pidiendo a mi padre que me llevase a cumplir mi sueño y hoy todavía no lo he conseguido, por este motivo me gustaría que por lo menos lo cumpláis vosotras, así que bajar al sótano y allí en la casita de muñecas encontrareis una sorpresa interesante.
Muchos besos
Vuestro tío.


Cogí a mi primo Francisco en brazos y bajé corriendo a buscar a mi prima Ana llegué a su habitación y la desperté:
-¡Ana despierta! ¡Rápido! - mientras la zarandeaba -¡que el tío nos ha dejado una sorpresa!
-....e pasa?-dijo casi dormida
-¡Ana si no te despierta bajo yo sola!
-Vale ya voy - dijo mientras se levantaba
La cogí de la mano y la llevé al sótano, dejé a mi primito en el suelo y fui a la casita de muñecas, allí había una caja roja y verde en laque ponía “María y Ana”, se la di a Ana y le dije que subiera al salón, yo cogí al pequeño en brazos. En el salón mientras el niño jugaba, abrimos la caja y dentro había unas autorizaciones de nuestros padres o algo parecido, unos billetes de avión para esa misma noche, un sobre rojo y unas bufandas. Ana y yo estábamos alucinadas cogí la carta, la abrí y empecé a leer en voz alta:

Hola de nuevo chicas:
Me imagino que os habéis quedado alucinadas ¿no? Bueno os lo voy a explicar un poco mejor:
Esas autorizaciones son para que podáis viajar solas fuera del país, los billetes de avión son para que os valláis a Argentina esta misma noche y las bufandas son para que no paséis frío ya que allí es invierno...
Que os lo paséis muy bien.
Besitos del tío

PD: Vuestros padres no lo saben, yo os cubro con lo que sea.
PD1: Coger dinero de la cajita roja que hay en el salón.


No sabíamos que hacer por lo tanto hicimos lo de todos los días, como si fuésemos robots, dimos de desayunar a mi primita y luego bajamos a su piscina los cuatro.
Por la tarde cuando a penas quedaban dos horas para tener que estar en el aeropuerto escribimos una extensa carta al tío dándole mil gracias, contándole todo lo que queríamos hacer y pidiéndole que no dijese nada a nuestros padres y que le cogemos una mochila.